miércoles, 4 de abril de 2012

Invasión vegetal

El ataque de una planta invasora obliga a una pareja inglesa a demoler su vivienda, valorada en 350.000 euros

Ni marcianos, ni zombis, ni máquinas asesinas, ni vampiros. El enemigo de la próxima invasión que amenaza los hogares ingleses es una planta. No, no se trata de ningún lapsus con la ficción de la película 'Jumanji'. Es la plaga de la Fallopia japónica ('Japanese knotweed'), un usurpador que se ha cobrado una víctima más en Inglaterra: una casa valorada en 305.000 libras (350.000 euros).
Matthew Jones y su prometida Sue Banks viven con sus gemelos de ocho meses, Ethan y Ella, en Broxbourne, un barrio tranquilo de Hertforshire a casi una hora de Londres. Hace dos años compraron la vivienda de sus sueños, una casa de cuatro dormitorios perfecta para criar a sus hijos. Lo que parecía el inicio de una vida familiar y apacible ha tropezado con el ataque de una de las 100 especies más invasoras del mundo. Su hogar es ahora «una casa infernal».
De forma casi imperceptible, la planta se fue apoderando poco a poco de la valla del jardín y del césped, hasta llegar luego al interior de la residencia por el suelo e incluso las paredes de ladrillo. Ante la selva que se estaba adueñando de su casa, Jones decidió llamar a un experto del Consejo de Broxbourne que, al instante, confirmó la temida invasión.
El propietario del terreno, responsable legal de limpiar la zona, está en paradero desconocido según la Policía. Antes de que la Fallopia se extienda por todo el vecindario, los Jones han decidido demoler su casa como drástica solución para liquidar de raíz esta plaga, literalmente. «No hay ninguna garantía de que los pesticidas funcionen. El proceso puede tardar tres o cinco años y costarnos 25.000 libras», justificó Jones.
La especie llegó a tierras inglesas durante la época victoriana por motivos ornamentales. Hoy, el ansia decorativo de la Reina Victoria cuesta más de 150 millones de libras. Si no se controla su crecimiento, sus tentáculos subterráneos pueden llegar a derribar muros, socavar cimientos y romper pavimentos y desagües. La pareja ha demandado a los abogados que gestionaron la compra de la casa y piden 400.000 libras como compensación por los daños.
MARÍA ZÁRATE - El Correo digital

 

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